sábado, 7 de enero de 2012

La santidad como estilo de vida

Daniel 1:8
"Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse."
Daniel era un joven extranjero en Babilonia que estaba consciente de que Dios tenía un propósito para su vida. Él propuso en su corazón apartarse de lo que podía contaminar su estilo de vida.

Ser santos significa mantenerse puro, apartarse para Dios. 
Nosotros debemos decidir apartarnos para Dios, es decir, alejarnos de todo lo que el mundo ofrece, no podemos hacer las cosas que el mundo hace, debemos entender que estamos en el mundo pero no somos del mundo.

Hay que tener mucho cuidado con nuestro estilo de vida, nuestras amistades, nuestra forma de vestir, la manera en que nos comportamos en casa, en clases o el trabajo, porque de poquito a poquito nos podemos alejar por completo del propósito de Dios el cual es el mejor para nuestras vidas.

Seamos conscientes de que es preferible perder todo el mundo pero nunca perder a Dios.

Pero, ¿cómo ser santos en un mundo tan llamativo a lo opuesto de Dios?
El ser temeroso de Dios nos ayuda a apartarnos del mal porque es así como evitamos darle lugar a Satanás, es decir, si vemos que algo o alguien  puede impedirnos el mantenernos en santidad, nosotros debemos tomar la decisión de alejarnos de ello para no poner en peligro nuestra santidad. Recordemos que el temor a Dios no es tenerle miedo ni pánico, sino respetarlo como Él se merece.

"La santidad se nota a leguas"
La gente nota la sentidad porque tu vida se mantiene muy bendecida en todos los aspectos. La gloria de Dios está con los santos.

NO dejemos que Satanás nos quite la pureza que Dios puso en nosotros. Seamos diferentes al mundo. Cada quien es único, seamos como Dios nos hizo no como el mundo nos quiere hacer. Cuidemos nuestro cuerpo porque es templo del Espíritu Santo.

¡La santidad no se obtiene de una vez, se construye!
La santidad se construye día a día buscando todo aquello que nos edifica y se protege con valentía sin importar lo que el mundo nos diga. "Es más importante lo que Dios piensa de mí que lo que el mundo diga de mí".
Es en santidad cuando Dios escucha sin obstáculos las oraciones y es ahí cuando vivimos confiados de que Dios nos escucha y responde.

Finalmente, propongámonos este año a vivir una vida consagrada a Dios. Este año vamos a hacerlo mejor que el 2011, ese es nuestro reto.

Tania Silva.





No hay comentarios:

Publicar un comentario